¿Porque marchar el 8 de marzo?
Este 8 y 9 de marzo, desde proyecto habitar queremos rememorar al movimiento de trabajadoras que en el encuentro vislumbraron las desigualdades de género que las oprimían, y promover una lucha sostenida para transformarlas. Una lucha cotidiana por superar las reglas que proponían la incapacidad de las mujeres para trabajar, la descalificación para acceder a cargos de dirección, la remuneración desigual por igual trabajo, entre otras tantas violentas desigualdades.
Como mujeres, arquitectas, trabajadoras, nos hemos propuesto accionar y reflexionar sobre nuestra práctica en la transformación del hábitat en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Hemos identificado que las “desigualdades” operan reunidas, en tiempo y espacio, y que esas desigualdades son las que nos oprimen diariamente.
Fuimos descubriendo, que en los espacios de la vivienda y los barrios populares esta opresión recaía especialmente sobre las mujeres y los cuerpos feminizados. Así hemos llegado a encontrarnos con la desigualdad de género, interceptada por la desigualdad en la distribución del espacio y la desigualdad en la distribución de recursos.
Con un enfoque interseccional sobre la desigualdad en los procesos de transformación socio espacial es que proyectamos la práctica disciplinar que nos convoca. Donde habitan les que fueron borrades de la historia. Les que no tienen acceso a profesionales del hábitat, les que no tienen acceso al suelo, o a la vivienda en las mismas condiciones que aquelles que pueden pagar lo que el mercado formal impone. Les pobladores que habitan los barrios informales, en particular las mujeres, resuelven el espacio donde habitar, donde encontrarse, donde reproducir la vida a un alto costo; en suelos contaminados, sin infraestructura, en condiciones insalubres.
Esta experiencia de trasformación colectiva nos muestra los límites y las posibilidades que enfrentamos las mujeres trabajadoras cuando, reunidas, buscamos ser protagonistas conscientes del cambio social.
¿Cómo repensar la práctica de la arquitectura desde esta perspectiva?
Hacer arquitectura desde esta perspectiva, requiere entonces de identificar esta superposición de opresiones, y la posibilidad de construir un proyecto con perspectiva de géneros, es una invitación a pensar la arquitectura en un proceso, donde proyectemos los espacios necesarios para el desarrollo de la vida de las personas.
Desde esta perspectiva vislumbramos la necesidad de transformar nuestra profesión para no reproducir las desigualdades que denunciamos. Transformarla en y desde los espacios que la definen, transformarla en la universidad, en los colegios, en la práctica profesional.
Esta transformación requiere de un proceso de deconstrucción de la matriz de aprendizaje, identificando las ideas que la sostienen para transformarlas. Donde el trabajo que realizamos es reconocido por los m2 construidos o la originalidad artística y técnica de la obra desconociendo el proceso social del que esta producción es parte.
También requiere proyectar las transformaciones físicas necesarias para mejorar las condiciones en las que habita más del 10% de la población de los barrios populares. Para ello es necesario diseñar procesos de trabajo que nos permitan recoger las necesidades de la población, y programar las transformaciones necesarias de manera apropiada y consciente para les habitantes y profesionales que participen de ese proceso de producción.
Avanzar con la idea de una arquitectura que recupera las diversidades de las personas y de los territorios para incorporarles en un proceso democrático, y de construcción de espacios de decisión, donde se incorpora a las personas en el armado del programa espacial y social. Donde las personas se incorporan a proyectar su vida y los espacios que se necesitan para contenerla. Es una arquitectura que proyecta espacios de libertad. Que reconoce las necesidades y proyectos individuales en la construcción un proyecto consciente y colectivo.