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«Ya no puede haber un único modelo de arquitect@, de hecho, hay muchos modelos de arquitect@s pero sin duda dentro de esta diversidad que se da en los distintos países, la ciudad o en el campo…las distintas culturas. Hay dos elementos comunes claves. Uno es que el arquitect@ tiene un papel social dentro de la sociedad, lo asuma explícitamente o no, porque lo que proyecta o lo que construye lo que proyecta como urbanismo y arquitectura tiene una influencia en el contexto, y tiene una influencia en función de para quién trabaja, en función de cómo se ubica en el contexto, qué materiales utiliza, qué espacios crea en relación con lo público y además si es un edificio sostenible, si ahorra energía, etc. Por lo tanto vemos que la función social esta clarísima la asuma intensamente o no.
La otra cuestión es que de hecho el papel relevante que tuvieron los arquitect@s en ciertos momentos de la historia, (en el siglo XIX pero sobre todo a principios del siglo XX con las vanguardias, con los congresos del CIAM involucrándose en las ciudades, el planeamiento urbano, etc.) ; se ha ido diluyendo. Un papel que fue parejo al estado de bienestar, y la post guerra mundial en Europa y que ahora se ha ido diluyendo para pasar a este papel más marginado por no asumir sus responsabilidades y se ha convertido más digamos en una situación en la cual aparecen unas estrellas de la arquitectura que pueden ser mejores o peores que pueden tener conciencia y explicar bien las cosas hacer una obra interesante. De alguna manera los arquitectos se han convertidos en subordinados como complementarios y no tienen un papel central que deberían recuperar. En relación a las cuestiones del territorio, las cuestiones urbanas, las cuestiones de ahorro energético, arquitectura sostenible en relación a trabajar para la comunidad, entre otras cosas.»
Josep Maria Montaner
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«Enlazando con lo que aportaba Josep Maria lo que falta no solo a l@s arquitect@s sino a la sociedad en su conjunto es tener un espíritu crítico, que significa preguntarnos para que estamos, para que hacemos las cosas, para quien, porque. Posiblemente si nos hiciéramos esas preguntas las respuestas serian bastante diferentes a los son. Creo que además como profesionales y como capa privilegiada de la sociedad tenemos la obligación de hacernos esas preguntas frente a cualquier proyecto.
Y también insistir en otra idea que se nos presenta y es la disciplina de arquitectura tiene muchas maneras y eso se convierte en un gran reto para los que formamos en las escuelas de arquitectura ya que poder hacer entender a los futuros arquitect@s que hay muchos modelos posibles pero que lo importante es hacerte estas preguntas para estar conforme contigo mismo y encontrar tu lugar en el mundo. Somos parte de una profesión que es necesaria a pesar de las crisis y de los distintos cuestionamientos que vienen desde la sociedad, porque somos los que desarrollamos capacidades para manejar herramientas que nos permiten dar forma al espacio en que vivimos. Es una gran responsabilidad y por tanto ya sea realizando una obra nueva, rehabilitando, deshaciendo para crear naturaleza nuestro papel es muy importante.
Y posiblemente otra cuestión más, es entender que somos una pieza más de un engranaje, tampoco es que debemos ocupar el lugar que nos dejen, tendremos el lugar que nos busquemos pero también el lugar en relación al dialogo con la sociedad no solamente el dialogo con aquellos que nos pagan sino con aquellos que van a vivir; y no entender que una transformación o una modificación en relación a un proyecto de unos requerimientos que aparecen nuevos porque escuchamos nuevas voces hará que la arquitectura sea más frágil o sea peor. Si la arquitectura depende que tu puedas hacer tu capricho para que sea buena, algo no funciona.»
Zaida Muxi
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