Pasantía 2020: La perspectiva integral en la construccion de una formación hacia el derecho a la ciudad

Autores: Ezequiel Biagioni y Cecilia Maggi

 

Durante septiembre y octubre llevamos a cabo la Pasantía Plataforma por el Derecho a la Ciudad, un proceso de enseñanza – aprendizaje junto a más de 100 estudiantes de distintas carreras vinculadas al hábitat. Los mismos pertenecían a diversas universidades nacionales del Área Metropolitana de Buenos Aires: FADU-UBA, Universidad de General Sarmiento, Universidad Nacional de La Matanza, Universidad nacional de Avellaneda, Universidad San Martin, Universidad Nacional de Lanús, Universidad Nacional de Moreno, Universidad Nacional de La Plata, y la Universidad Nacional de José C. Paz.

Rediseñar la propuesta de formación este año implicó un desafío diferente. El contexto de aislamiento social preventivo y obligatorio, nos obligó a atravesar el proceso de enseñanza y aprendizaje sin compartir el espacio del aula, sin realizar visitas a los territorios. Sin embargo, el objetivo profundo de transformación de nuestra profesión hacia una socialmente valiosa sigue siendo el motor que impulsa ese rediseño.

Este año entonces, pudimos trabajar con les estudiantes y les pobladores, promoviendo relaciones de proximidad restituyendo la historia de trabajo conjunto y repensando críticamente los espacios de la ciudad. Nos encontramos en talleres y foros virtuales; realizamos relevamientos a partir de herramientas digitales, observando las condiciones físicas del espacio, e incorporamos la dimensión social llevando a cabo 30 entrevistas por video llamada a les pobladores del territorio, con la perspectiva de profundizar en el análisis e incorporar la experiencia cotidiana de las personas en la construcción de su hábitat.

Trabajamos en el proyecto de investigación Plataforma por el Derecho a la Ciudad, en la construcción de datos concretos de las condiciones espaciales del AMBA, con la intención de realizar un aporte al registro de la gestión participativa de las trasformaciones en la producción urbana. En ese sentido, nuestro objetivo fue aproximarnos, desde una perspectiva relacional, a comprender algunos aspectos de la desigualdad urbana, enfocándonos en las manifestaciones físicas y sociales que se producen en los espacios de esparcimiento de los territorios de Lomas de Zamora y Malvinas Argentinas.

Desde el colectivo Proyecto Habitar entendemos que es relevante incorporar la perspectiva integral del hábitat a la formación de les futuros profesionales, estudiantes de arquitectura y urbanismo, otorgándole el lugar central que requiere en las instituciones académicas. Poner en valor las propuestas pedagógicas que reconozcan las dinámicas territoriales, que contemplen la producción social del hábitat y los procesos sociales, para trascender la descontextualización y la formación acrítica que reproduce la injusta desigualdad espacial. Desde las prácticas de formación, es necesario participar activamente en los procesos de transformación urbana con aportes específicos, reflexionando sobre los procesos de manera democrática y situada, trabajando colectivamente en la construcción de herramientas disciplinares para revertir las condiciones desiguales del territorio, hacia el derecho a la ciudad.

MESA DEBATE «HERRAMIENTAS PARA CONSTRUIR UNA CIUDAD INCLUSIVA»

Autora: Maite Niborski, arq

 

 

El día 2 de Noviembre tuvo lugar la mesa debate “Herramientas para construir una ciudad inclusiva” organizada por la Comisión de Acceso a Derechos, Hábitat y Género del CAPBA d2, en la cual expusieron Mariana Segura, Natalia Czitajlo, Eva Álvarez y Carlos Gómez sobre el trabajo realizado desde distintos espacios en las transformaciones en el hábitat.

En un primer momento expuso Mariana Segura, directora de la unidad ejecutora del Programa de Mejoramiento de Barrios de la Provincia de Buenos Aires (PRO.ME.BA.). Aportó una mirada sobre la composición del organigrama municipal según género. Se observa que las áreas municipales de infraestructura y de obras públicas, 13 están dirigidas por mujeres, en relación con 102 dirigidas por hombres. En las áreas municipales de tierras en cambio, son 7 mujeres y 8 hombres quienes están a cargo.

Asimismo, comentó que desde el Programa se están desarrollando algunos mecanismos de equidad en las políticas para operar sobre la violencia de género, tales como destinar partidas presupuestarias específicamente para proyectos de mujeres y disidencias, dar prioridad a las mujeres en los boletos de compra venta por el plan Familia Propietaria y Regularización Dominial. Recientemente se firmaron 2 disposiciones que rigen de ahora en más para el PRO.ME.BA., con objeto de priorizar empresas/cooperativas que estén a cargo de mujeres, y que cuenten con un 30% de participación del género femenino; así como fomentar desde el punto de vista de los planes urbanos, se produzcan propuestas con perspectiva de urbanismo feminista.

Desde un enfoque académico, la Dra. Arq.  Natalia Czitajlo compartió las experiencias del Observatorio de Fenómenos Urbanos y Territoriales (OFUT) de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Tucumán. El observatorio se propone como un espacio para analizar el territorio del área metropolitana de Tucumán; articulando actividades de grado, investigación y extensión, que se promueven en el sentido de la formación de profesionales para leer los procesos territoriales de manera situada. Poniendo en foco en un sistema productivo que es desigual, se plantea la generación de desarrollos técnico-metodológicos que aporten a visibilizar la desigualdad, así como las necesidades y demandas de los grupos / sujetos que se omiten. El laboratorio, trabaja vinculando conceptos de otros campos del conocimiento tales como la sociología, la geografía, la antropología urbana, reconociendo los procesos interdisciplinarios, como necesaria para el desarrollo de una mirada compleja de la realidad. En las distintas acciones presentadas, queda de manifiesto un modo de investigación y extensión universitaria que  colabora en la visibilización de lo que está oculto, así como en la generación de instrumentos que promuevan otras formas de acceso al conocimiento, diagnostico, gestión y planificación territorial.

Les arquitectes Eva Álvarez y Carlos Gómez desde Valencia, aportaron una mirada de la desigualdad de géneros que atraviesa no sólo a las mujeres, sino tambien a quienes están involucrades en la producción de la ciudad. Para ello han dado cuenta de una producción de arquitectura que promueva otras relaciones sociales en el espacio, a la vez que es una arquitectura que se construye con la mirada de les pobladores. Arquitecturas que no determinan, sino permiten que la vida se transforme.

Desde Proyecto Habitar consideramos que estos espacios de discusión en los colegios que regulan la profesión son valiosos. La perspectiva de género en la producción de la ciudad aporta a pensarla desde la vida cotidiana. Haciendo visible la relación de la vida productiva y  reproductiva, desde la diversidad de necesidades, intereses, posibilidades y acciones que en ella se realizan. En el camino a revisar la práctica, para reflexionar y promover perspectivas que hacen a un ejercicio profesional que contrarreste la desigualdad en el acceso a la vida urbana.

 

 

 

Para ver el encuentro  seguir el siguiente Link

La táctica que se vuelve estrategia. Para la arquitectura informal, formación informal

Autor: Julián Salvarredy

 

Este texto pretende reflexionar sobre la necesidad de revertir una sostenida y extendida tendencia a considerar y consolidar como los lugares alternativos, marginales, accesorios a los espacios que las instituciones ofrecen o definen para la formación integral de arquitectos y arquitectas. Lo estructural continúa siendo la formación acrítica de profesionales descontextualizados y técnicamente hábiles para resolver procedimientos sin problematizar sobre su sentido, actores o dinámicas territoriales.

 Se trata de observar lo principal de esta situación, más allá de reconocer complejidades o matices, visibilizar una cuestión estructural, que es la persistencia en el ámbito académico de la opresión de este tipo de perspectivas. Más allá de haber aprendido a reconocer lo que sí se logra y lo que hemos podido construir, proponer una reflexión que pretende aportar a que esa capacidad no termine deformando nuestra acción de un modo que se vuelva absolutamente contradictorio con el propósito que la moviliza.

 

 

La arquitectura en la producción urbana es una perspectiva integral, no es la arquitectura para pobres.

El debate sobre el sentido de nuestras profesiones, no puede ser un debate marginal o deliberadamente empantanado en el ámbito universitario. La perspectiva integral de la arquitectura en la producción urbana registra la existencia de los barrios populares, de la informalidad urbana; es un error suponer que es su objeto de estudio. Por el contrario, la perspectiva relacional de las dinámicas territoriales permite visibilizarla como parte de los espacios en los que se desarrolla la vida, de una producción urbana que requiere de su existencia y define en un contexto desigual su localización, y su capacidad o no de realizar el derecho a la ciudad o la vivienda.

La estructura académica de las universidades públicas tiene en los cogobiernos un valioso ámbito de participación de profesores, graduades y estudiantes. También la proporción y reglas en las que se desenvuelven estos gobiernos, así como sus circuitos administrativos y presupuestarios se consolidan como resortes de quienes en definitiva tienden a reproducir los aspectos estructurales de sus disciplinas.

Los sectores más conservadores del sistema han logrado dominar los hilos del cogobierno de un modo que les permite, en líneas generales, sostener perfiles profesionales dominantes, que formen trabajadores aptos para reproducir lo que las corporaciones de cada disciplina necesita.

En este contexto, es habitual relegar las propuestas que conciben a la arquitectura como parte de una producción urbana que contiene lo formal e informal como una totalidad a lugares marginales como asignaturas no reconocidas, pasantías sociales, prácticas preprofesionales voluntarias, experiencias alternativas, posgrados especializados.

Es profundamente contradictorio hacer del acceso a estos espacios académicos, que se logran como resultado de una injusta relación política, el punto de llegada. Es necesario estar atentos a cuanta energía demanda la burocracia de la marginalidad y nos aleja de los propósitos principales de nuestra acción. De la formación integral de profesionales que promuevan un territorio más justo y democrática.

La arquitectura es en contextos de desigualdad, no debe limitarse a un sector

Pensar que trabajar la cuestión de la desigualdad es un tema es, desde un punto de vista de cualquier racionalidad bienintencionada, un error, y desde quienes pretendemos transformar esa desigualdad, contradictorio. En Latinoamérica, el hábitat autoconstruido, o autogestionado por fuera de las formas hegemónicas, constituye entre el 12 y el 60% del total de nuestras ciudades. Por otra parte, cabe preguntarse, en la ciudad que se autodenomina formal, cuanto de lo diseñado queda para un pensamiento crítico, creativo, y cuanto esta predeterminado por las condiciones formales, estéticas y funcionales del mercado.

Hasta qué punto podemos seguir aceptando la marginalidad los arquitectos y arquitectas que durante muchos años promovemos una reconstrucción crítica de nuestra identidad, del rol que ocupamos en nuestra historia, de la relevancia de repensar la producción arquitectónica y urbana para poder revertir la reproducción sistemática de la desigualdad y la injusticia territorial.

Claramente, frente a la inercia sistemática de un aparato burocrático y poderoso como las grandes universidades nacionales, no se trata de una tarea sencilla, ni exclusiva de las disciplinas. Pero esto no puede ser excusa para aceptar y naturalizar los espacios alternativos que aparecen como lugares marginales en las universidades. Y que, por otra parte, funcionan como la decoración necesaria del escenario democrático.  

La posibilidad de transformar instituciones como la universidad está atada a la posibilidad de promover la transformación del territorio de las organizaciones sociales, populares, territoriales. Desde la acción conjunta se construye tanto el saber, como las articulaciones que promueven crecer en todos los ámbitos.

La enseñanza de la arquitectura debe ser en la producción urbana, no una especialización de posgrado.

 Por otra parte, el sentido de la profesión no es un tema menor, porque en su debate se integran también la forma de organización de los gobiernos de las casas de estudio, y también sus contenidos y métodos. La verdadera heterogeneidad de perfiles podrá ser un primer gran triunfo, pero observado en profundidad, si este desarrollo heterogéneo no alcanza todas las dimensiones de la formación nacerá mutilado. No se trata de un reclamo de cupos, no alcanza con la impronta cuantitativa, no es posible comenzar un debate profundo resignando aspectos relevantes como estos.

La práctica de la arquitectura es social, es urbana, por lo tanto, su comprensión integral no puede ser para les estudiantes una experiencia alternativa, distinta o turística.

En este sentido, la construcción de propuestas, los debates y las acciones, no deben abandonar la centralidad de la formación de grado. Las cátedras feudo, les docentes precarizados, el trabajo voluntario, les estudiantes maltratados, las desigualdades y opresiones de clase y género no son accesorios o males colaterales, son consecuencias necesarias de la reproducción sistemática de profesionales acríticos. Son parte de la domesticación que hace falta para sostener el trabajo alienado que construye una y otra vez territorios injustos. Los contenidos y métodos necesarios para formar profesionales que comprendan la unidad de lo productivo y reproductivo, lo formal e informal, que sean capaces de comprender el entramado de relaciones en el que se desenvuelve la práctica de transformación del espacio.

¡QUE SEA LEY! Por el Acompañamiento Técnico-Profesional y Público

Autor: Ricardo De Francesco

 

El trabajo sostenido que realizan pobladores y organizaciones para autoproducir su hábitat no está socialmente reconocido como tal, a pesar de representar una actividad que ocupa a millones de personas, moviliza múltiples recursos y transforma el territorio[1]. Con las prácticas que desarrollamos les profesionales y técnicos acompañando estos procesos pasa algo similar, no se reconocen como trabajo[2].

Este modelo injusto de construcción social, que se sustenta con el trabajo oculto e invisibilizado, es una de las manifestaciones de la desigualdad del proceso de producción de nuestras ciudades. Como arquitectes, la revisión crítica de estas omisiones nos moviliza a pensar constantemente cómo desarrollar procesos hacia la universalización de conocimientos y la construcción de políticas públicas que incluyan como parte de sus objetivos el acompañamiento técnico-profesional.

Parados sobre estas preocupaciones, desde Proyecto Habitar y en conjunto con otras organizaciones profesionales, académicas y sociales, promovimos la creación de una Comisión de Acompañamiento-Técnico en el colectivo HABITAR Argentina[3], desde la cuál elaboramos un Proyecto de Ley Nacional de Acompañamiento Técnico-Profesional y Público.

Esta propuesta se inscribe dentro de un debate sostenido durante años, por múltiples actores en distintos ámbitos: encuentros y prácticas académicas en universidades de todo el país; jornadas legislativas; mesas barriales; consejos de hábitat; encuentros de equipos técnicos y debates en instituciones profesionales.

También retoma las experiencias de aprobación legislativa en nuestra región, como el caso de la Ley de Asistencia Técnica Federal de Brasil (2008), y en el ámbito local, la Ley Provincial de Asistencia Técnica de Santa Fe (2019).

El proyecto reúne estas contribuciones y amplía la mirada sobre la cuestión. El acompañamiento técnico-profesional se reconoce tanto en la producción de proyectos y obras, como así también en las múltiples dimensiones que inciden en la vida cotidiana. Asimismo, complementa los saberes populares con el aporte de los diversos actores y disciplinas que participan en la transformación del hábitat. Estas nociones se incluyen en los principios rectores de la ley.

Otro aspecto sustantivo del proyecto es el reconocimiento del trabajo sostenido de técnicos y profesionales en el territorio, que posibilite relaciones de proximidad con la población, servicio orientado a promover un Sistema Integral de Atención Primaria de Hábitat (Jaime; Salvarredy, 2011) donde les pobladores puedan recurrir para abordar sus problemas habitacionales, más allá de que exista en ese territorio la aplicación de políticas públicas de hábitat.

Hoy, y en medio de la emergencia sanitaria, se hicieron socialmente visible los problemas habitacionales y urbanos con los que convivía la población previamente, y que a pesar de todos los esfuerzos sociales y políticas públicas implementadas resulta muy complejo contrarrestar en tan poco tiempo. Principalmente porque estos problemas son el resultado de un proceso histórico de implementación sistémica de políticas urbanas que produce la exclusión de la población al derecho a la vivienda y a la ciudad.

En este contexto, entendemos que el proyecto de ley, asociado a las políticas de hábitat, puede aportar a contrarrestar progresivamente esta situación. Actualmente, estamos trabajando con legisladores y asesores de diferentes bloques para que el proyecto pueda ingresarse al Congreso Nacional, con la perspectiva que se convierta en ley. Y de esa manera, institucionalizar que el conjunto de la sociedad, y especialmente los sectores populares, puedan acceder al acompañamiento técnico-profesional. Y que a su vez, este acompañamiento represente un trabajo sostenido y remunerado para les profesionales y técnicos del hábitat.  

Sabemos que es una tarea difícil. Reunamos los esfuerzos y el trabajo para avanzar en el acceso universal al conocimiento técnico-profesional, como un componente significativo para promover el derecho al suelo, a la vivienda y a la ciudad.

 

 

[1] De acuerdo al Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP, 2017), en Argentina hay mas de 4 millones de personas que habitan en barrios populares.

[2] Según un estudio realizado por la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos (2013) en Argentina hay alrededor de 100.000 arquitectes activos, de los cuáles el 60% está matriculado. El 40% restante trabaja en relación de dependencia (en entidades gubernamentales o empresas privadas) o realiza actividades por fuera del mercado formal.

[3] Habitar Argentina. Iniciativa multisectorial por el derecho a la tierra, la vivienda y el hábitat http://www.habitarargentina.org.ar/

Feliz día a les trabajadores de la arquitectura

En el contexto de la conmemoración de un nuevo aniversario del “día del arquitecto”, desde PROYECTO HABITAR queremos reivindicar el trabajo de todes les trabajaderes que participan en la producción de arquitectura.

Hoy 1° de Julio, queremos poner en valor el trabajo militante de quienes trabajamos en la producción de arquitectura, que nos reconocemos como protagonistas en la transformación de las injusticias y desigualdades sociales, habitacionales y urbanas. Quienes a través de nuestras acciones promovemos el acceso universal al conocimiento, entendido como un servicio social y no como un privilegio de clase. Trabajo generalmente omitido e invisibilizado por la orientación hegemónica de nuestra profesión, asociada al individualismo, conservadurismo y elitismo profesional.

A quienes dedican su trabajo a la docencia para formar profesionales con conciencia social, contrarrestando la matriz de aprendizaje predominante en nuestras escuelas de arquitectura, que generan arquitectes liberales;

A quienes investigan desde el campo de la arquitectura, entendiendo que se pueden generar conocimientos específicos mediante el estudio y análisis de los procesos de producción y reproducción del espacio;

A quienes asesoran a organizaciones sociales y pobladores que luchan por transformar sus espacios cotidianos, promoviendo procesos apropiados y apropiables, sin imponerse ni omitir los múltiples saberes que existen, y con la perspectiva de construir políticas urbanas colectivas;

A quienes trabajan en políticas de mejoramiento habitacional que contemplan la actividad profesional en su ejecución, actividades que se realizan con muy pocos recursos y altas dificultades técnicas; y que requiere de un trabajo de formación permanente con las familias y les trabajaderes de las obras;

A les trabajaderes del estado que promueven políticas públicas enfocadas a resolver los problemas concretos de la vida cotidiana de la población, en contraposición a la orientación burocrática, economicista y tecnocrática predominante en estos ámbitos;

A quienes dibujan, proyectan, gestionan y dirigen obras para firmas extranjeras, grandes estudios de arquitectura o empresas constructoras, sosteniendo con su trabajo oculto la marca de estas empresas sin ningún tipo de reconocimiento;

A les albañiles y constructores que históricamente día a día, en jornadas interminables, realizando trabajos desvalorizados y mal pagos, son quienes disponen su cuerpo para producir y transformar materialmente el espacio construido;

A todes les trabajadores que participan en el proceso de producción de arquitectura con una profunda responsabilidad social, con altos grados de precariedad laboral, remuneraciones económicas insuficientes y escaso reconocimiento social y disciplinar.

Hoy 1° de Julio de 2020, en la coyuntura de la emergencia sanitaria, se hace socialmente visible que las condiciones de precariedad pre existentes en la organización social y espacial de los barrios populares, refuerzan la necesidad de reconocer y articular todos estos trabajos, esfuerzos, y conocimientos, como aportes sustanciales para mejorar esta situación persistente, aportes que no pueden ser de cualquier manera y a cualquier costo.

Nuestro interés como colectivo de profesionales es que estas reivindicaciones, estas prácticas, estas experiencias representen en cada lugar de trabajo, en cada territorio, en cada institución, consignas de luchas que nos encuentre en un debate sostenido por alcanzar mejores condiciones de trabajo, que son a su vez, mejores condiciones sociales para transformar la desigualdad habitacional y urbana hacia una ciudad más justa.

¡¡Un saludo a todes les trabajaderes de la arquitectura!!