Autoras: Mariana Aleksandrowicz, Gabriela Torrents

 

La Esperanza es un barrio que tiene origen en el año 2000 (ver nota anterior), localizándose sobre una barranca con pendiente hacia la planta de Petromining. Se encuentra en el perímetro identificado con el ID 1493 dentro del Registro Nacional de Barrios Populares. Nuestro trabajo se ha enfocado en el relevamiento de 4 manzanas que se encuentran en uno de sus extremos, el sector más reciente del barrio.

A lo largo del mes de octubre, realizamos junto con les pobladores un relevamiento a distancia. Mediante el análisis de imágenes aéreas del barrio con algunos intercambios por whatsapp pudimos mapear los conflictos urbanos, aproximándonos a la elaboración de un informe que recupere lo observado, reunido con las perspectivas de les pobladores.

El sector analizado tiene una superficie de 1.82ha y viven 50 familias. Les primeres pobladores se asentaron hace 20 años. Marcaron y delimitaron las primeras 2 calles, trazando la continuidad de la calle Gismundi, y otra calle perpendicular (sin nombre), conformando una nueva manzana. Desde ese momento, fueron coordinando distintas acciones, disponiendo de sus recursos, tiempo y trabajo para construir sus viviendas, asi como las infraestructuras y el espacio barrial.

Las viviendas se distribuyeron en un loteo delimitado por les pobladores. Las superficies de los terrenos varían entre 200m2 y 400m2, en cada uno se edificaron entre 1 y 3 viviendas, en su mayoría desarrolladas en planta baja. Durante los primeros años las viviendas fueron de madera y chapas. Actualmente un 65% poseen cerramientos de mampostería, con distintos tipos de terminación (un alto porcentaje no están revocadas).

En cada lote cuentan con pozos absorbentes que reciben las aguas negras, mientras que las aguas grises en general son volcadas en los patios o en las zanjas que se encuentran en los frentes de los lotes.

Las calles son de tierra y tienen 7 metros de ancho, admitiendo la circulación vehicular. Además hay tres pasillos de uso y circulación pedestre. A 1 metro de la línea de frente de lotes, les pobladores cavaron estas zanjas para el escurrimiento del agua de lluvia y para volcar las aguas grises. Estos efluentes finalmente desembocan sobre la barranca.

En los últimos años, el barrio se extendió hacia la base de la barranca, dónde hay más de 50 viviendas. Esta transformación incremento el flujo de circulación entre ambos niveles, aspecto por el cual se trazaron senderos en la tierra, en áreas que presentan una pendiente de 50°, configurados por el uso de quienes bajan y suben a diario.

El barrio cuenta con una red de agua autoconstruída. Realizaron una instalación troncal de 250 metros para el abastecimiento de estas manzanas. Según lo relevado, el caudal de agua es insuficiente, ya que no disponen de presión constante. Esta instalación al igual que las de las viviendas requieren mejoras. En la mayoría de los casos no cuentan con tanque de reserva, almacenan el agua en bidones, baldes y tachos de 200 lts. Por hogar hemos relevado menos de 2 canillas, en numerosos casos se encuentra fuera de la vivienda.

Con respecto a la disposición de residuos, en el barrio hay un contenedor de 1100lts desde mayo de este año, que el municipio vacía una vez por semana. Si bien este fue un logro del reclamo de les pobladores, el volumen del mismo y la frecuencia de recolección es insuficiente para la cantidad de personas que habitan el sector. Les pobladores han trazado otras estrategias para resolver este problema. Algunos trabajan con residuos sólidos urbanos y realizan separación en origen y reciclaje, otres realizan compostaje, en otros casos queman sus residuos. En este proceso, se conformaron 2 puntos de microbasurales en sectores no habitados y linderos a la barranca, provocando contaminación, presencia de ratas y otros roedores en el sector.  

Las calles, pasillos y bordes de la barranca son los únicos espacios de uso común y de esparcimiento. Allí se desarrollan, en simultáneo, distintas actividades: la circulación de vehículos y de personas, el lugar de encuentro y reunión entre vecines, y el espacio de juego cotidiano de les niñes.

Los pobladores del barrio La Esperanza no pueden esperar más. El relevamiento realizado desde Proyecto Habitar ha aportado en construir los datos necesarios para poner en agenda la desigualdad urbana con la que conviven. Es necesario conocer las condiciones físicas y sociales del barrio para proyectar alternativas de mejora y acceso tanto a infraestructuras como a espacios saludables para les pobladores.

 

Author

Proyecto Habitar